Mis palabras, las más profundas, las que grito en silencio por no dañar los oídos de ningún ser amado, esas, aquí, para mi.
sábado, 29 de octubre de 2011
A erradicar se ha dicho...
Tanto que hacer... y con tan pocas ganas de hacerlo.
Por qué sucede siempre esto de ¿querer comenzar y no hacerlo nunca?
La inercia parece estar sumergida en lo más profundo de mi ser.
Es cierto, despierto, me levanto, me visto, voy a trabajar, vuelvo a casa,
ordeno lo que esté fuera de lugar, como, leo, veo pelis, duermo. Y vuelvo a despertar...
Porque todo lo que sea fuera de mi rutina no parece tener mayor impulso que...
bueno eso, sin impulso...
La ley del menor esfuerzo... que abismantemente sobrecogedora e invasora.
No me gusta, la voy a exiliar de mi vocabulario y de mi vida.
Espero que la próxima vez que deba hacer algo no rutinario, tenga e invierta
todas mis ganas en hacerlo. He dicho.
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